domingo, 21 de enero de 2007

Carmelitas Descalzas del cerro Larraín


El monasterio de la Santísima Trinidad de las Carmelitas Descalzas se levantó por iniciativa de Ana Luisa Larraín García Moreno, quien desde 1909 había hecho diversas gestiones para fundar un convento carmelitano. Para ello se buscaron distintas alternativas, comprando finalmente el 16 de enero de 1917 una quinta ubicada en el cerro Larraín, perteneciente a una señora Plump, la que se complementó con la adquisición de otras propiedades vecinas.

La construcción estuvo a cargo del arquitecto Juan Lyon, quien también había ayudado en la adquisición de los terrenos. El 18 de Mayo de 1918, religiosas provenientes de Los Andes vinieron a ocupar la nueva casa, pese a que aun no estaba terminada. Ese mismo día tomaron el hábito Ana Luisa Larraín junto a 1 compañera.

La descripción del monaterio se puede leer en una crónica de las mismas hermanas, reproducida en el libro del P. Lázaro de la Asunción:


“La construcción del Monasterio con toda la austera solidez, ordenada por nuestras Constituciones, y su arquitectura tan española, reminiscencia de las que fundó Nuestra Santa Madre, fueron muy del gusto de todos: y los claustros variados y pequeños, con sus muros bajos de piedra, donde descansan pilares, llenos de maceteros con helechos y botijas con cardenales, etc., el uno con su simpático y característico pozo de piedra y ambos con nichos incrustados en las murallas, los encontraron todos llenos de mística y atrayente poesía… También gustó mucho la irregularidad y diversos niveles del edificio, sus techos bajos con vigas salientes, sus escalas de piedra y sus labrados dinteles, los muros blanqueados o de piedra, etc., pues encontraron que todo estaba impregnado de recogimiento y de un sabor artístico de antaño, que los trasladaba al siglo XVI, y los penetraba de un dulce y pacificante misticismo. La huerta fué también muy celebrada, por su extensión, por la distribución o trazado de sus jardines y hortalizas; pero, sobre todo, por su lindo Cristo (de piedra artificial) de tamaño natural con una gran Cruz tosca de ciprés, que tiene por base tres sólidas gradas de piedra. Está colocado mirando hacia el Monasterio y dominándolo todo, como un faro divino, el cual se ve de casi todas las ventanas de las celdas, destacándose en la huerta, pero la cabeza doliente del Cristo y los brazos de la Cruz se destacan en el mar y en el cielo, los cuales cierran el inmenso horizonte que tenemos a la vista.” Luego describe la maravillosa vista que se tiene desde la terraza que está sobre las gradas de piedra que bajan a la huerta.

En 1922 quedó concluido el claustro de afuera, la entrada y los cuartos del capellán, junto a uno de los muros de la iglesia. Además, el gobierno concedió los permisos para tener un cementerio dentro de la clausura, donde posteriormente fue enterrada la fundadora.

El conjunto, que se ubicaba en la calle Santa Inés, se mantuvo hasta el 2006 cuando fue demolido para construir torres de departamentos. Desapareció así la capilla atendida por franciscanos, el torno, el convento, los jardines y la cripta.

El monasterio se trasladó provisoriamente a Viña del Mar y desde junio de 2008 se ubica en el sector La Palmilla del poblado de Lagunillas, comuna de Casablanca, donde hay más silencio que en plena ciudad.







El refectorio

El patio principal

Uno de los patios

Un pasillo

Proyecto original de la capilla


El altar de la capilla



El conjunto en 2003, donde se observa la cubierta roja de la capilla, rodeada por los claustros y el amplio jardín.


Fuentes:
- Estado de la Iglesia en Chile. Publicación de la Oficina Nacional de Estadística de la Acción Católica Chilena. Santiago. 1946.
- Sáez Godoy, Leopoldo. Valparaíso Lugares, Nombres y Personajes. siglos XVI-XXI. Editorial Puntángeles. 2001.
- P. Lázaro de la Asunción, O.C.D.  Historia de la Orden del Carmen Descalzo en Chile. Imprenta Chile. Santiago, 1936.
- Archivo Nacional. Catálogo de Bienes Raíces. En http://documentos.archivonacional.cl/

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Ver Iglesias de Valparaíso en un mapa más grande

9 comentarios:

Anónimo dijo...

que nostalgia..... ver la foto de la Iglesia... fue una gran perdida para la comunidad la demolición de este bello convento...

AnChAmOfOtOgRaFiA dijo...

con unos amigos tenemos la idea de h acer una retrospectiva del cerro, soy un fotógrafo oriundo de Larraín, y desarrollé un trabajo sobre el Convento, hasta donde me autorizaron fotografiar.

Anónimo dijo...

este convento no esta seleccionado como monumento nacional por la unesco ???? si es asi No deberia de haberse demolido.

Flavia González Díaz. dijo...

Nunca más he vuelto a pisar este Cerro... Nostalgia, tristeza qué poca visión de futuro y legado del Municipio, pues al parecer el tentarse con $$$ o sobornos es el ápice en este Municipio, siendo que fue escogida esta ciudad como Patrimonio y que hoy es una vergüenza visitar... Viví en aquel cerro, asistí al Colegio Murialdo años '68.... y visité siendo niña aquella belleza.. Aún tengo recuerdo de correr e ir a buscar los sobrantes de hostias.. Hmmm qué ricas eran... Cómo toda niña.... El oír el coro de voces de ángeles cantar en la capilla aisladas por decisión propia del resto y sin mirar a los que estaban tras ellas sentados en misa.... Qué bellos recuerdos...

Verónica dijo...

Era precioso!!! Cómo fueron a botarlo para hacer edificios!!! Un crimen más de entre los muchos de este tipo que se hacen en Chile. Lo lamento sinceramente porque la fe, el arte y la belleza hacen bien al espíritu.

Guillermo Grez zweifel dijo...

Una gran perdida para Valparaìso,se podria haber dejado como patrimonio de nuèstra ciudad a sus ciudadanos,lo que no destruyen los terremotos lo destruyen los humanos,increible,gran perdida para Valparaìso,pero me pregùnto,con què CRITERIO se destruyò???.

Guillermo Grez zweifel dijo...

Muy lamentàble.

Unknown dijo...

Cierto. Aún se lamenta su desaparición. Lo conocía siendo niña.

Marcelo Bruñol Candia dijo...

Desde siempre, desde pequeño conocí este convento, al frente estaba el Colegio Murialdo (no sé si actualmente existirá también), pero es francamente irracional que hayan demolido un lugar tan hermoso desde el punto de vista arquitectónico e histórico; actualmente en su lugar hay una fea torre de departamentos. Está bien que las religiosas hayan optado por un lugar más tranquilo, pero era innecesario demolerlo.