jueves, 6 de abril de 2017

Jesuitas del Puerto



Pese a la escasa población, los jesuitas fueron la cuarta orden en instalarse en Valparaíso, siendo precedidos por los Agustinos, los Franciscanos y los Mercedarios. La primera de muchas misiones que hicieron en el Puerto, fue la de los padres Nicolás de Lillo y  Antonio Amparán en 1657, provenientes de Quillota. Con el tiempo, tanto el movimiento marítimo como los vecinos fueron aumentando, por lo que se vio la posibilidad de establecer una residencia.

En 1724, durante la misión de los padres Antonio María Faneli y Antonio Salvá, se trazaron las bases de lo que sería la futura casa, siendo recibidos por el cura Francisco Aldunate, quien los acogió en la iglesia parroquial y su morada durante varios meses.

Poco después, compraron un solar y vivienda, donde construyeron un rancho que serviría de escuela. El sitio correspondía a parte de los terrenos que pertenecieron a José Barrientos, cuyos linderos abarcaban desde la actual calle Santiago Severín hasta el cerro que aun hoy se llama de La Mesilla, incluyendo la totalidad de la Quebrada de Barrientos, actual Cajilla. Esto se desprende de unos documentos más antiguos, las 2 ventas de 1699 y 1700 que le hizo Barrientos al doctor don Juan Velázquez de Covarrubias, cura y vicario foráneo de Valparaíso, quien comenzó la subdivisión de este sector.

 

Por un acuerdo de deslindes entre Francisco José Muñoz y los jesuitas hecho en 1753, sabemos que dicho solar fue comprado el 22 de mayo de 1724 a Antonio de la Cuadra ante el escribano de Santiago José Alvarez de Henestrosa. En este mismo documento se decidió abrir la actual calle Santiago Severín para dar acceso a la iglesia, lo que también se menciona en un plano que se conserva en el Archivo Nacional.

 

La compra de una casa que le hicieron a Aldunate en 1726, que podría corresponder al sitio de la actual escuela Santa Ana, nos va entregando más información de cómo se formó este sector:

“En el Puerto de Valparaíso de Chile en siete días del mes de diciembre de mil setecientos veinte y seis años ante mi el escribano y testigos pareció el doctor don Francisco de Aldunate Cura y vicario Foráneo de este Puerto de Valparaíso, a quien doy fe conozco, y otorga por el tenor de la presente, que vende y da en venta real ahora y para siempre al Padre Antonio María Faneli de la Compañía de Jesús superior del colegio de este Puerto, para su residencia, y para los superiores que mas adelante le sucedieren, conviene a saber: Las casas de su morada que tiene y posee en este Puerto en para notoria y conocida, edificio de adobes y cubierta de teja, con sala cuadra y un cuarto (…) y demás oficinas, que lindan por la frente Calle Real en medio con casas de la viuda y herederos de Don Manuel Gonzalez, y por el fondo al cerro hasta topar con el camino de Carretas, y por el costado del sur con la Plazuela y casas que fueron del capitán Joseph Barrientos, hoy de dicho colegio, y por el costado del sur con casas de doña Agustina Saldaña. (…)"

 

Con ayuda de algunos benefactores, lograron comprar unas bodegas frente al mar, que sirvieron para subsistir hasta el terremoto y salida de mar de 1730, que las destruyó. El terreno fue vendido en 1739. La iglesia parroquial, al igual que una pequeña que habían edificado recientemente, también quedaron en el suelo, por lo que hubo que construir una capilla provisoria.

 

En 1733 ingresó como superior el padre Pedro  de Ayala, quien  emprendió la construcción de algunas piezas dignas, compró una hacienda en Concón que serviría de sustento y levantó una iglesia definitiva. Si bien algunos historiadores indican que el templo era de 1736, mismo año en que Nicolás de Barrionuevo donó el altar mayor, el padre Guarda asegura que la construcción es del hermano arquitecto Francisco Grueber, llegado en 1748.

 

El templo era un octógono de 22 varas de diámetro, inscrito en un cuadrado. En el centro se alzaba una cúpula 12 varas de diámetro, sobre 8 columnas jónicas circulares. El altar mayor se ubicaba en un pequeño presbiterio en el costado opuesto de la puerta principal y su tribuna, teniendo buena visibilidad desde la nave perimetral. Había otros 2 altares en los ochavos, que apenas sobresalían de la pared. Los muros eran de adobe y la cubierta de madera, inscribiéndose según Myriam Waisberg en las manifestaciones de orden barroco.

Después de la expulsión de los Jesuitas, Vicente Carvallo Goyeneche se refiere a este convento diciendo que “tiene  las viviendas más acomodadas que hay en el lugar, y un pequeño templo de figura octágona muy hermoso y alegre, y muy adornado.”

 

En la década de 1750, se abrió una Casa de Ejercicios contigua pero independiente del Colegio, para asistir fácilmente a los ejercitantes sin vulnerar la clausura religiosa.

 

En 1760, se compró una casa de adobe con patio y corredor adyacente al colegio, perteneciente a los herederos de Francisco José Muñoz, quien la había edificado recientemente. En su tasación se detalla profusamente todos los elementos con los que estaba construida, además del tiempo necesario para ello en cada partida.


En 1767, los jesuitas fueron expulsados y sus bienes requisados. En Chile fueron conducidos a Valparaíso para luego ser embarcados a Lima. En ese tiempo, la residencia de este Puerto se mantenía con los frutos de las haciendas de Viña del Mar y Las Palmas, además de una chacarilla de una cuadra en el Almendral. Las primeras fueron vendidas mientras que la tercera se pensó en destinarla a hospital, lo que finalmente se desestimó. Esta, luego de pasar por distintas manos, finalmente volvió a la iglesia para construir los colegios de los Sagrados Corazones.

 

Los dominicos, que hasta entonces estaban en la quebrada de Elías (actual plazuela Ecuador), se trasladaron al convento que había dejado la Compañía de Jesús, ya que estaba más cerca de la población.

 

La casa de Ejercicios, en tanto, fue mantenida por los curas de La Matriz hasta el terremoto de 1822, cuando fue vendida para pagar las reparaciones de la iglesia parroquial, que había quedado seriamente dañada y finalmente tuvo que ser demolida.

 

Luego de la Independencia, en 1824 se dictaron unos decretos que clausuraban todos los conventos que tuvieran menos de 8 religiosos profesos, e incorporaban todas las temporalidades a la Hacienda Pública, lo que afectó a la iglesia que nos ocupa.

 

Siendo ahora propiedad del Estado, se reunió en este local el Congreso Constituyente para discutir y aprobar la Constitución de 1828. De acuerdo a Roberto Hernández “En el sitio ocupado por el altar mayor estaba la mesa de la presidencia, y en frente de él, en el centro del templo, se colocaron sillones de diversas clases, como fue posible procurárselos aquí para los señores diputados, reservándose un espacio de galería allegado a las paredes”

El 6 de agosto de dicho año, se inicia “el primer periodo legislativo del régimen bicameral del Congreso Nacional”, según rezaba una placa que existió hasta hace unos años en la entrada principal del edificio actual.

Al año siguiente, la Cámara de Diputados funcionó ahí hasta el temblor del 29 de Septiembre de 1829, mientras que el Senado lo hizo en la sala del Cabildo.

 

Por razones políticas y económicas, en 1830 se decidió la devolución de los bienes a los regulares.

 

Después del terremoto de 1851, la iglesia fue declarada en estado ruinoso y posteriormente los dominicos se trasladaron a Playa Ancha, gracias a una donación que se materializó formalmente 6 años después. Según el plano de Salazar, en 1854 la iglesia y convento ya estaban demolidos, aunque en la década de 1860 parte de la fachada se mantenía en pie.  Durante este tiempo, el terreno se usó como cuartel de la Guardia Cívica y en 1869 se instaló el Circo Italiano de Giuseppe Chiarini, donde se presentó una compañía de teatro de aficionados, con la obra La Espada de la Religión.

 

Finalmente el sitio de la iglesia fue vendido al Fisco en 1870, mientras que el resto del predio, correspondiente al cerro de Santo Domingo, parte de los cerros Toro y Arrayán y la quebrada de Cajilla, fue adquirido por Arsenio y Juan Agustín Salas en 1876.

Donde se alzaba el templo, se construyó un cuartel de la Guarda Cívica, de cal y ladrillo y de dos pisos, que fue destruido por el terremoto de 1906.

 

En 1908, mientras se levantaba una comisaría, aparecieron las antiguas tumbas de la iglesia. En 2004, dos incendios con meses de diferencia, destruyeron el interior del antiguo inmueble, que había sido abandonado poco tiempo antes.

 

En el lugar, desde el 2010 existe un proyecto para instalar el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, iniciativa que ha avanzado lentamente. Durante los trabajos arqueológicos en 2019 se descubrió un remanente de un conchal, lo que revela que el sitio tuvo una ocupación prehispánica aproximadamente entre los años 900 a 1450. Luego, unos entierros de párvulos y adultos, probablemente de los siglo XVI y XVII. Sobre ellos, unas fundaciones coloniales de piedra sin cemento y finalmente las fundaciones de la comisaría.

 

El entorno de la Iglesia La Matriz, incluyendo los edificios adyacentes a la calle Santiago Severín, fue protegido como Zona Típica el 6 de octubre de 1971. Esta protección se amplió el 31 de agosto del 2001, abarcando parte de los cerros circundantes. Además, el edificio actual se ubica en uno de los límites de la zona declarada Patrimonio de la Humanidad en 2003 y desde el 2004 es un Inmueble de Conservación Histórica. Sin embargo, desde la primera declaratoria, incendios, terremotos y demoliciones han afectado gravemente a casi todo el sector.


GALERÍA FOTOGRÁFICA

En 1764. Al centro la iglesia Jesuita, a la derecha la iglesia La Matriz y abajo a la izquierda la iglesia de San Francisco.



En 1854. En la leyenda se indica que la iglesia ya está demolida. El 6 marca el cuartel de la Guardia Cívica, en terrenos pertenecientes al convento.

Plano de la calle de la Caridad, actual pasaje La Matriz, en 1790. La Y Y (a la izquierda) indica: "Calle que por convenio de los otorgantes de la escritura de traspaso, quedó abierta para el tránsito a la Residencia, o casa de los padres de la Compañía, y hoy se nombra calle de Santo Domingo, a cuya acera opuesta, está el sitio que dejó reservado el vendedor, Don Francisco José Muñoz." Es la actual calle Santiago Severín.


Acuarela que muestra Valparaíso hacia 1795, hecha a partir de un dibujo de John Sykes, de la expedición de Vancouver.

Detalle de la acuarela anterior. Detrás de la iglesia La Matriz se destaca la cubierta de la iglesia los Jesuitas.

Corte de la iglesia.

Ruinas de la fachada de la iglesia, vista desde la calle de Santo Domingo, hacia 1863.

El edificio actual, la ex comisaría, visto desde la calle Santo Domingo hacia 1970.


Durante los trabajos de construcción del edificio actual en 1908


Un antiguo nicho con osamentas descubierto en 1908.


La calle Santo Domingo, por el costado que sube hacia el cerro del mismo nombre, antes del incendio.


La ex comisaría antes del incendio.


Interior de la comisaría poco antes de ser destruido por el segundo incendio. A la derecha, se ve el hollín del primer incendio que acabó con el torreón.


Placa, hoy inexistente, que recordaba el antiguo uso de este lugar.



Bibliografía:

 

-       Enrich, Francisco. Historia de la Compañía de Jesús en Chile. 1891. Imprenta de F. Roal. Barcelona. Tomo 2

-       De Olivares, Miguel. Historia de la Compañía de Jesús en Chile (1593-1736). 1874. Imprenta Andrés Bello.

-       Martín y Manero, Vicente. Historia Eclesiástica de Valparaíso. 1890. Imprenta del Comercio. Valparaíso. Tomo 2

-       Waisberg, Myriam. La Arquitectura Religiosa de Valparaíso. 1992. Editorial Universidad de Valparaíso. Segunda Edición.

-       García Fernández, Raúl. Valparaíso Intrahistoria. Inédito.

-       Guarda, Gabriel. El arquitecto de la Moneda, Joaquín Toesca, 1752-1799 : una imagen del imperio español en América. 1997. Ediciones Universidad Católica de Chile.

-       Carvallo Goyeneche, Vicente. Descripción Histórico-jeográfica del Reino de Chile. 1876. Imprenta de la Librería del Mercurio.

-       Hernández Cornejo, Roberto. Valparaíso en 1827. 1927. Imprenta Victoria, Valparaíso.

-       Bravo Acevedo, Guillermo. Temporalidades jesuitas en el reino de Chile: (1593-1800). Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. 1980.

-       Valenzuela Márquez, Jaime. Relaciones Jesuitas del terremoto de 1730: Santiago, Valparaíso y Concepción. Cuadernos de Historia Nº 37.

-       Fondo Notarial de Valparaíso. Archivo Nacional de Chile. Volúmenes: 5, 8, 10,  11, 14.


Última actualización: 13 de septiembre 2020.

 


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